martes, 22 de octubre de 2013
domingo, 20 de octubre de 2013
Una kala teñida de negro
asiste al centro de la ceremonia.
Segura de sí danza la muerte
y el cementerio se vuelve fiesta
porque allí están
todas sus creaciones.
La muerte baila hasta marearse
reclama, entre gritos ahogados
medusas terrestres y salvajes animales,
lo que es propio del éxtasis sin adjetivación posible.
Se debaten flor y olvido
y en el duelo se cristalizan los sollozos de la frágil memoria.
Se intenta no-olvidar y se fracasa;
se vive con la inconsciencia de la muerte
y se fracasa.
Antes o después,
es indistinto.
A veces más antes
que después.
asiste al centro de la ceremonia.
Segura de sí danza la muerte
y el cementerio se vuelve fiesta
porque allí están
todas sus creaciones.
La muerte baila hasta marearse
reclama, entre gritos ahogados
medusas terrestres y salvajes animales,
lo que es propio del éxtasis sin adjetivación posible.
Se debaten flor y olvido
y en el duelo se cristalizan los sollozos de la frágil memoria.
Se intenta no-olvidar y se fracasa;
se vive con la inconsciencia de la muerte
y se fracasa.
Antes o después,
es indistinto.
A veces más antes
que después.
Pero aquí olvido cada vez más y tergiverso lo poco que queda. Siendo olvidada por ella, vivida por ella, desde siempre y para siempre. Olvido inflexible que se confunde con la rigidez de la muerte.
28 septiembre 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)