sábado, 20 de agosto de 2011

Antes de saber de vos..





Se dijo: "¿Acaso no estoy pensando en eso desde la primera vez que te vi? ¿Acaso he pensado en otra cosa desde hace dos años?...". Permanció inmóvil, mirándola, oyendo en su mente las palabras que conocía pero que nunca se había permitido enfrentar, confiando en anularlas por el simple hecho de no dejar que se formaran en su interior. Ahora las oía de manera asombrosamente clara, como si las estuviera pronunciando... "Desde la primera vez que te vi... tu cuerpo, tu boca y el modo en que tus ojos me miran... en cada frase que he dicho, en cada llamada que consideraste inofensiva por la importancia de los asuntos a discutir... Tuviste confianza en mi, ¿verdad? Supusiste que reconocía tu grandeza, que pensaría en ti como te lo mereces, como si fueras un hombre... ¿Crees que no sé cuántas cosas he traicionado? Eres la única luz de mi vida, la única persona a quien he respetado, el mejor empresario que conozco, mi aliada, mi compañera en una desesperada lucha... Pero el más bajo de todos mis deseos es la respuesta a lo más alto que encontré... ¿Sabes lo que soy? He pensado en ello, porque es algo en lo que no debía pensar. Para satisfacer esta desagradable necesidad con la que nunca debí relacionarte, no he deseado a nadie más que a ti... No supe lo que era ese deseo hasta que te vi por primera vez. Pensé que esto no influiría en mí... pero desde entonces, durante dos años, no he tenido un momento de respiro... ¿Sabes lo que es desear de ese modo? ¿Quieres oírme decir lo que pienso cuando te miro...? ¿Cuando permanezco despierto por la noche...? ¿Cuando oigo tu voz por el teléfono...? ¿Cuando trabajo sin poder apartarte de mi mente? Quisiera obligarte a hacer cosas que no puedes concebir y saber que he sido yo quien lo ha logrado. Reducirte a un cuerpo, enseñarte placeres animales, ver cómo los deseas y cómo me los pides, observar cómo tu maravilloso espíritu se ensucia con la obscenidad del deseo, verte tal como eres, tal como te enfrentas al mundo, con tu clara y orgullosa fortaleza, y luego en mi cama, sometida a mis infames caprichos, a cualquier acto que pueda realizar por el solo hecho de contemplar tu deshonor y al que te someterás por el bien de una sensación impronunciable. Te deseo y me maldigo por ello."

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