viernes, 23 de diciembre de 2011

La lluvia II



Volvimos a encontrarnos, la lluvia y mi esperanza. ¿Podés ver como las gotas galopan en el asfalto? ¿Lográs percibir el brillo de las luces de los coches mientras se acercan a tu destino? ¿Llegás a comprender como es que el agua rebota en un baile cósmico por el horizonte alcanzable? Miércoles a la tarde, ¿O a la noche? No lo sé, no es lo que me importa aún. Sé que el agua caía del cielo en forma furiosa, sé que la gente caminaba apurada en busca de un refugio para alejarse de la realidad, sé que yo tenía frío, pero no quería sacar mi abrigo de la mochila, sé que no disfruté ese cigarrillo porque estaba perdida en el vallette suicida de la humedad...

Sé que vos estabas en algún lugar del universo, contemplando la lluvia como yo, enojado porque los planes meticulosamente planeados se te arruinaron, contento porque se avecinaba una tarde de nada y lluvia, de nada lluvia y mates, de nada, lluvia, mates y nada otra vez.. Sé que sentimos lo mismo cuando el 'olor a lluvia' invade nuestras vidas, se que nos estrechamos a nuestras sábanas con la misma intensidad, con la misma pasión de ser nosotros los que disfrutamos esa inconfundible alegría de estar bajo la lluvia, pero sin mojarnos; o por el contrario, encontrarnos lejos de las sábanas y sentir como las gotas merodean tu  cuerpo, tu cabello, tu rostro, como tu ropa se estropea y cambia de color... Como el frío penetra el momento y te hace sentir lo contrariado de la lluvia...

¿Quién puede no amarla? ¿Quién podría no amarte? Si tan sólo alguién pudiera ver con mis ojos, si mis parpadeos fuesen fotografías instantáneas para explicar mi mundo... si mi alma se graficara en un lienzo cada vez que se me eriza la piel, en el preciso instante en el que se me cae una lágrima, en la alegría en mis pupilas al ver una tormenta venir... Al saber que te vas a acercar amor, al saber que no sos mío ni de nadie, porque así lo prometiste, porque así lo quise creer yo. 

Te extraño, ¿sabés? Pero qué es lo que estoy diciendo... Si miro por mi ventana y veo el reflejo camuflado del sol entre las nubes regordetas, siento el viento gris merodiando por mis pestañas, siento la calidez de tu aroma en mis manos. ¿Cómo es que te extraño? Si te tengo acá, volvimos a encontrarnos, la lluvia y yo, pero ya sin esperanzas de seguir buscando. 

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